
Flavia Belén Sánchez carrion
Sr. SDR & Customer Experience
A los 32 años, sigo soñando con crecer, con avanzar, con aprender.
Con 24 años me recibí de Periodista y Locutora. Alli encontré docentes inspiradores, que me enseñaron a defender el pensamiento crítico, a enorgullecerme de lo que soy y de lo que soy capaz de hacer.
Hice mis primeros pasos profesionales aún estando en la universidad, y luego seguí en la práctica.
Se presentaron desafíos personales, como independizarme y trabajar de algo que me lo permitiera.
Encontré, en este nuevo mundo laboral, una pasión, el Liderazgo.
Fue amor desde el principio, sin embargo, no fue fácil. Cometí errores, llore, pedí perdón, volví a errar pero ya en otros aspectos. Me encontré trabajando con personalidades fuertes, aguerridas, entusiastas, lideres en potencia, la mayoría de ellos positivos, pero también negativos, y tuve que aprender de ellos. Te enseñan más de lo que uno cree, son grandes desafíos, pero cuando logras ganar ese terreno y aprender, es un logro muy satisfactorio,
Luego la Pandemia, me saco de mi zona de confort. Me llevo de la oficina, de un territorio donde todo sucedía frente a mi, a casa, a un liderazgo a la distancia, un tremendo desafío. Pero, lo logré.
Luego se presentaron más, el declive de la economía en ciertas áreas, hizo que perdiera mi trabajo, como muchos otros profesionales.
En ese entonces me encontré, desempleada, embarazada, asustada por todos y más aún por los que amo, cabe destacar que mi mama trabaja en salud, así que fue muy difícil ese momento.
Luego, todo empezó a acomodarse. Otra vez, con trabajo, esta vez vendiendo revistas en papel, con mi bebé de 76 días a upa, en un mundo digitalizado, otro desafío fue ese, pero también lo logré.
Las barreras de la casa se abrieron, la pandemia nos empezó a permitir salir, y cambie otra vez de trabajo y por primera vez siendo esta nueva versión de mí, salí a trabajar, dejando mi bebé en casa con papá.
Si, decidimos cambiar la dinámica, el renunció, se quedo en casa con el bebé y pude salir yo.
Estuve en otro lugar, donde entendí algo a lo que nunca le había prestado atención, la necesidad de un lactario. Sacarte leche, la comida de tu hijo, en un único baño para todo el personal, donde los olores eran espantosos, no es el mejor panorama.
Luego, una posibilidad maravillosa, llego a mí. Un trabajo remoto, bien pago, donde apreciaban mi labor.
Donde cabe destacar que termine mi entrevista, con mi hijo prendido a la teta, por que no paraba de llorar, y aun así me eligieron.
Sentirme valorada por mis aptitudes y experiencia, es lo que agradezco.
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